The Spanish leading newspaper El País features Équité CEO Daniel Langer on luxury experiences for Generation Z

Colección Overture of Something that Never Ended, de Gucci. Photo: El Pais / PAIGE POWELL / EPS

Colección Overture of Something that Never Ended, de Gucci. Photo: El Pais / PAIGE POWELL / EPS

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Cuentan las crónicas que, el 11 de abril de 2020, la tienda insignia de Hermès en Guangzhou facturó 2.257.186,50 euros. Las ventas de una buena semana, céntimo arriba, céntimo abajo, en un solo día. Era sábado, el comercio volvía a abrir en China tras el confinamiento y Occidente, justo recién clausurado por la primera ola de la covid-19, no daba crédito ante el furor consumista desatado en el principal mercado del lujo mundial. La cifra, sin precedentes incluso allí, nunca llegó de hecho a ser confirmada por la propia firma francesa, pero, según lo observado en las populares redes sociales locales, tampoco es que hiciera falta: Weibo y Xiaohongshu se llenaron de instantáneas con las piezas cobradas como si no hubiera un mañana, sobre todo los muy exclusivos e incluso raros ejemplares del bolso estelar de la casa, el Birkin (hechuras de cocodrilo aparte, se habló de un modelo recamado de diamantes enviado a la boutique expresamente para la ocasión). El mensaje fue captado de inmediato por la moda: a pesar del paro productivo, había esperanzas para la recuperación económica.

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“Quizá nadie compre el primer día, pero este tipo de movimientos son los que recuerdan a los consumidores, que aprecian que la marca los tenga en cuenta, que piense en ellos. Sin memoria no hay lealtad”, expone Daniel Langer, director ejecutivo de la consultoría Équité.


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Daniel Langer